A Última Hora
Lo bueno se hace esperar y este blog también
dimecres, 22 de juny del 2011
Pseudorevoluciones pseudopublicitarias
El copy dice así:
"Manifiesto Verde:
Ciudadanos del mundo, estamos
ante un hecho histórico, desde
el día de hoy, declaramos que
comienza la Revolución Verde.
Vamos a derrocar la tiranía de
las cervezas hegemónicas que
tan mal nos hacen para dejar
paso a lo que nos merecemos:
una cerveza de calidad y sabor.
Heineken inicia la Revolución Verde
porque no aguanta más tanta injusticia.
Toda persona tiene como derecho
fundamental el disfrutar de la mejor
cerveza con la mejor compañía."
Si Lenin levantara la cabeza... se trata de un anuncio propio ideado para la clase de diseño gráfico. Creo que la magia del texto reside en su lenguaje: revolución, hegemonía, injusticia... Todo redactado como si de un discurso se tratase, pura retórica que hace levantar a las masas...
... a por una cerveza.
Adrià Andrés
dimarts, 21 de juny del 2011
Write or die (or both)
Escribir no lleva a la miseria, nace de la miseria.
Michel de Montaigne
Miseria. Las connotaciones negativas que despierta en nosotros este vocablo son inevitables. No obstante, considerarla a su misma vez el motor, la semilla, el génesis de la creación en muchos autores resulta una perspectiva mucho menos anodina.
Esto explica porque muchos escritores célebres, aún habiendo cosechado éxito y reconocimiento, siguieron llevando una vida llena de conflicto, excesos, adicciones inestabilidad y una retahíla de sustantivos que son fácilmente asociables a una existencia caracterizada por la miseria. Estas dinámicas les habían llevado a ser alguien, y por lo tanto se debían a ellas. Quizá no supieran vivir de otra forma, o quizá no les diera la gana. Quizá simplemente se vieran inmersos en un círculo al que me gusta considerar virtuoso, vistos sus frutos.
Mishima se hizo el haraquiri. Burroughs mató a su mujer intentando imitar a Guillermo Tell. Kennedy Toole se suicidó en su garaje, sin haber conseguido publicar. Bukowski le dio guerra a su hígado, aunque este aguantó bastante más que los de Scott Fitzgerald, Kerouac o Truman Capote. Stephen King (del que ya se ha hablado anteriormente en este blog) no recuerda haber trabajado en muchas de sus obras publicadas en los 80 debido a lo colocado que iba. Hablar de Philip K. Dick nos llevaría semanas.
¿Trágico? Puede, pero a su vez productivo. Si a mí me ofrecieran ser la mitad de prolífico cualquiera de estos autores (salvo Kennedy Toole, obviamente) por el doble de adicciones me faltaría tiempo para firmar. De hecho creo que ya lo he postergado demasiado.
Wilhelm Von Wonka
diumenge, 19 de juny del 2011
Are you talking to me?
Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos. "Charles Bukowski"
Será porque es época de exámenes pero el carpe diem ataca de nuevo. Me paso el día como un borrego intentando estudiar porque se supone que es lo que debo hacer, porque supongo que es lo que debo querer hacer y porque supongo que es lo que quiero hacer.
A mi mente vienen frases como: Hubiera sido un cazador excelente en el neolítico. Ojalá me echaran de la universidad porque no tengo huevos para dejarlo e irme a hacer de camarero. Si fuera soldado no sé si me acobardaría o me volvería loco disparando e insultando a vietnamitas.
La cosa está en que cuando llegan los exámenes estoy más gilipollas de lo normal. En verano me paso el día tirado sin hacer nada, pero llega el tiempo de currar y de repente quiero escribir un libro. Es lo que comúnmente se llama: Procrastinar como un cerdo.
Y creo que ya estoy divagando demasiado, voy a estudiar.
Antes el entretenimiento servía para descansar del estudio, ahora estudiar significa distraer la mente de todo el entretenimiento, de todas las películas, libros, series y amigos conectados online que nos rodean.
Marc Ferrer
Marc Ferrer
dissabte, 18 de juny del 2011
Advertising punishes crime
El otro día leí en el periódico una noticia que me sorprendió enormemente. Resulta que el FBI detuvo en California a un gangster de Boston, James Whitey Bulger, que llevaba huido 16 años. Sobre él pesan acusaciones de homicidio, extorsión y tráfico de drogas, entre muchas otras, y fue su figura la que inspiró al personaje que Jack Nicholson interpreta en el film Infiltrados, de Martin Scorsese.
Bien, lo que me llamo la atención no fue obviamente que hubieran arrestado a este buen hombre, sino cómo consiguieron llegar a él. Estamos hablando de un individuo que llevaba 12 años en la lista de los 10 criminales más buscados por el FBI, con un equipo especial de detectives centrado únicamente en su búsqueda, además de una recompensa de 2 millones de dólares por cualquier dato que pudiera contribuir a localizar su paradero.
Después de tantos años sin resultados el FBI decidió adoptar una nueva estrategia. Empezó a emitir un anuncio de 30 segundos centrado en Catherine Elizabeth Greig, la compañera sentimental del sospechoso, en franjas horarias en las que se conoce que la mayor parte de los espectadores tienen un perfil similar al suyo. En este anuncio se mencionaban varios factores que podían ayudar a su identificación por parte de algún espectador, como sus aficiones o su actividad profesional.
La agencia federal recibió alrededor de 350 pistas de 14 ciudades distintas, hecho que llevó a la detención del prófugo en menos de una semana desde el inició de las emisiones del spot.
Wilhelm Von Wonka
dimarts, 14 de juny del 2011
divendres, 10 de juny del 2011
El fujitsu
"Procura que tus palabras sean mejores que el silencio"
Rafael Lechowski
Esta frase me llamó la atención mientras escuchaba una canción del grupo zaragozano Flowklorikos. No es nada nuevo, resulta ser un proverbio indio muy antiguo que ha llegado a nuestros días.
Creo que aplicando este simple principio se podría mejorar cualitativamente cualquier tipo de acción publicitaria. Es sencillo y a la vez profundo porque el mero hecho de establecer un vínculo comunicativo interesante proporciona al emisor la atención que tanto desea. Y en este caso la atención es igual a dinero. Nosotros somos los redactores de estas palabras, nosotros necesitamos decir algo mejor que el silencio.
Aunque, después de todo, hay gente que no soporta el silencio, como en aquella famosa escena de Pulp Fiction. Al igual que Uma Thurman, yo me pregunto algo parecido: ¿hay palabras mejores que el silencio o cualquier palabra es mejor que el silencio?
En publicidad la respuesta es no, entre nosotros es más complicado.
ADRIÀ ANDRÉS
Rafael Lechowski
Esta frase me llamó la atención mientras escuchaba una canción del grupo zaragozano Flowklorikos. No es nada nuevo, resulta ser un proverbio indio muy antiguo que ha llegado a nuestros días.
Creo que aplicando este simple principio se podría mejorar cualitativamente cualquier tipo de acción publicitaria. Es sencillo y a la vez profundo porque el mero hecho de establecer un vínculo comunicativo interesante proporciona al emisor la atención que tanto desea. Y en este caso la atención es igual a dinero. Nosotros somos los redactores de estas palabras, nosotros necesitamos decir algo mejor que el silencio.
Aunque, después de todo, hay gente que no soporta el silencio, como en aquella famosa escena de Pulp Fiction. Al igual que Uma Thurman, yo me pregunto algo parecido: ¿hay palabras mejores que el silencio o cualquier palabra es mejor que el silencio?
En publicidad la respuesta es no, entre nosotros es más complicado.
ADRIÀ ANDRÉS
dimarts, 7 de juny del 2011
Never save anything for the swim back
-Vincent! How are you doing this Vincent? How have you done any of this? We have to go back.
-It’s too late for that. We’re closer to the other side.
-What other side? You wanna drown us both?
-You wanna know how I did it? This is how I did it Anton. I’ve never saved anything for the swim back.
Este fragmento corresponde a un diálogo del clímax de Gattaca, de Andrew Niccol, un film de ciencia ficción ambientado en un futuro cercano en el que la manipulación genética ha llevado a una situación de estratificación social. En esta sociedad los individuos que han sido concebidos a la antigua usanza son discriminados y quedan relegados a las ocupaciones menos cualificadas.
El protagonista de la historia, Vincent, fue concebido de forma natural. Su hermano Anton no, y por eso se presupone que siempre será superior a Vincent en todos los aspectos, ya que desarrollará todo su potencial genético. Los dos hermanos tienen un juego bastante peculiar desde niños, consistente en nadar mar adentro para ver cual es el primero que se acobarda y decide echarse atrás. El giro que se produce al inicio del film lo constituye el hecho de que Vincent venza a Anton, y además lo salve de morir ahogado.
Años después, cuando se reencuentran siendo Anton policía y Vincent astronauta (ya que suplanta la identidad de un individuo genéticamente superior) se da la confrontación final, volviendo a nadar como antaño. Cuando Anton, consternado, le pregunta como ha conseguido llegar tan lejos, cuando se presuponía que su genética no se lo permitiría, Vincent le responde extrapolando su actitud en este “juego” a todo lo que ha hecho en la vida: no reservarse nada para la vuelta.
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