El otro día leí en el periódico una noticia que me sorprendió enormemente. Resulta que el FBI detuvo en California a un gangster de Boston, James Whitey Bulger, que llevaba huido 16 años. Sobre él pesan acusaciones de homicidio, extorsión y tráfico de drogas, entre muchas otras, y fue su figura la que inspiró al personaje que Jack Nicholson interpreta en el film Infiltrados, de Martin Scorsese.
Bien, lo que me llamo la atención no fue obviamente que hubieran arrestado a este buen hombre, sino cómo consiguieron llegar a él. Estamos hablando de un individuo que llevaba 12 años en la lista de los 10 criminales más buscados por el FBI, con un equipo especial de detectives centrado únicamente en su búsqueda, además de una recompensa de 2 millones de dólares por cualquier dato que pudiera contribuir a localizar su paradero.
Después de tantos años sin resultados el FBI decidió adoptar una nueva estrategia. Empezó a emitir un anuncio de 30 segundos centrado en Catherine Elizabeth Greig, la compañera sentimental del sospechoso, en franjas horarias en las que se conoce que la mayor parte de los espectadores tienen un perfil similar al suyo. En este anuncio se mencionaban varios factores que podían ayudar a su identificación por parte de algún espectador, como sus aficiones o su actividad profesional.
La agencia federal recibió alrededor de 350 pistas de 14 ciudades distintas, hecho que llevó a la detención del prófugo en menos de una semana desde el inició de las emisiones del spot.
Wilhelm Von Wonka
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